“Visiones y desconciertos”: Espais Volart, Barcelona – Fundació Vila Casas; 6 April – 28 May 2017

Els Espais Volart de la Fundació Vila Casas inauguren demà dijous 6 d’abril l’agenda expositiva del segon trimestre de 2017 amb tres mostres protagonitzades per personatges d’especial rellevància en el context historicoartistic català.

La primera mostra, protagonitzada pel crític d’art i poeta Juan Eduardo Cirlot (Barcelona, 1916-1973) reflexiona entorn de l’informalisme des d’un vessant teòric on la crítica d’art pren especial rellevància. La segona, protagonitzada per l’artista Moisès Villèlia (Barcelona, 1928-1994), aplega obres de la darrera etapa creativa de l’artista multidisciplinari i, finalment, la tercera, dedicada a Alberto García-Alvarez (Barcelona, 1928), reuneix peces d’un dels artistes que va formar part del grup Flamma i que ha desenvolupat la seva carrera artística lluny del seu país natal.

Alberto García-Álavarez (Barcelona, 1928) compartió ideario y actividad con Joan Lleó, Domènec Fita, Romà Vallès y Francesc Carulla como integrante del grupo Flamma (1948-1953). Su trabajo se desarrolló en plenitud en Auckland, Nueva Zelanda, donde fue profesor en la Universidad de Bellas Artes durante 20 años y mentor de una generación de estudiantes que le siguieron en una vida dedicada a la enseñanza y a la práctica del arte. “Visiones y desconciertos” descifra su trayectoria internacional para revelar un insólito espíritu de experimentación y una constante geométrica que lo mantiene fiel a sus orígenes.

HOJA DE SALA

Albert García Álvarez nació en Barcelona en el año 1928, su padre regentaba una imprenta de artes gráficas, por lo que en casa se respiraba un aire propicio para la creación plástica y nunca faltaban cartulinas, lápices, colores y blogs de dibujo. Ya de bien pequeño Albert destacó por su creatividad, ideaba escenografías y perspectivas y montaba figuras y juegos con papeles y cartones. Prueba de esta habilidad artística es el hecho de que en el Colegio San Miguel de los jesuitas, donde estudiaba, el padre Vergés, consciente de las dotes del joven Albert, le dejaba dibujar en una habitación aparte de sus compañeros.

Terminada la Guerra Civil, con 11 años, se matriculó de comercio y siguió trabajando en la imprenta de Artes Gráficas, donde su padre le auguraba un futuro asegurado. Sin embargo, esta no era la idea que Albert tenía como perspectiva de futuro y aprovechaba las noches para estudiar los tres cursos de bachillerato preceptivos para ingresar en la Llotja.

En la juventud fue uno de los miembros fundadores del grupo Flamma, constituido el mes de marzo de 1948 por los en ese momento estudiantes de la Escuela Superior de Bellas Artes de Sant Jordi de Barcelona: Joan Lleó, Domènec Fita, Romà Vallès, Albert García y Francesc Carulla. El grupo se dio a conocer en la obra de la pintura mural religiosa y por la actividad que se desarrollaba en el estudio-taller de la calle del Carme de Barcelona. El final del grupo llegó por una dispersión de sus miembros, aunque sin ningún tipo de ruptura. La fecha final se podría situar en 1957 con la pintura y la escultura de la capilla de San Sebastián de la iglesia parroquial de Tossa de Mar.

En esta primera etapa su obra, a pesar de ser figurativa, ya apuntaba algunas de las características formales propias de su arte, tales como la línea marcada, fuerte y expresiva. Además de una gran predilección por los grandes formatos, seguramente dada por la influencia del trabajo en pinturas murales. No obstante, después de este período inicial con el grupo Flamma, la pintura de Albert García viró hacia un expresionismo abstracto que le acompañaría hasta la actualidad.

Un hito importante lo situamos en febrero de 1958 (hace casi 60 años) cuando hizo la que sería su última exposición en Barcelona hasta la que presentamos ahora. Fue en la Sala Jaime’s de Barcelona y presentó un conjunto de obras expresionistas y abstractas de gran pureza lineal. Poco después se casó con Marian McEntire (a quien había conocido durante una estancia en Italia) y se fueron a vivir a Mallorca. Esta estancia en las islas marcó lo que sería el inicio de un gran periplo vital que les llevó a vivir primeramente en los Estados Unidos y, posteriormente, en Nueva Zelanda, donde finalmente se instalaron y donde el artista todavía reside.

Después de un período relativamente corto en las Baleares, en 1960 decidieron ir a vivir a San Francisco, de dónde era Marian. Ese cambio no significó una interrupción en la carrera del artista, sino que en breve ya estaba trabajando y exponiendo. Dio clases de arte en diferentes colleges universitarios y creó y coordinó varios masters durante los 10 años en los que vivieron en los Estados Unidos. Durante la etapa americana recibió varios encargos de pinturas murales entre las que destacan los murales y vidrieras para la iglesia Saint Louis Bertrand de Oakland (1962) y los mosaicos para la iglesia católica Saint Joachim de Madera (1965).

Gracias a esta estancia en los Estados Unidos, García Álvarez entró en contacto muy directamente con la abstracción geométrica y el expresionismo abstracto por la huella dejada por Josef Albers en el Black Mountain College de Carolina del Norte y Laszlo Moholy-Nagy en la New Bauhaus de Chicago. Así mismo también pudo conocer a fondo la obra de autores como Barnett Newman o Kenneth Noland y Frank Stella, artistas referentes del expresionismo abstracto y el color-field painting.

En 1972 le ofrecieron una plaza de Senior Lecturer en la Escuela Elam de Bellas Artes, en la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, que aceptó. La plaza, que en principio era como profesor invitado durante un año, se convirtió en posición permanente hasta el año 1995, en el que se retiró. Cabe destacar el compromiso con la tarea pedagógica de Albert García Álvarez que, en este período, ocupó los cargos de director del Departamento de Artes Gráficas, director de los Programas de Master y profesor titular.

En Nueva Zelanda compaginó el trabajo docente con el creativo y, a pesar de su convencido alejamiento del mercado artístico, ha realizado numerosas exposiciones individuales y ha participado en muchas otras colectivas. Como profesor de arte, disfrutó del reconocimiento de sus alumnos desde el principio, el hecho de conocer la teoría del arte y basar su método en la exploración de la creatividad ignorando todo lo trivial, marcaba un rasgo diferencial crucial, tanto fue así que fue mentor de toda una generación de estudiantes de arte que le siguieron en la práctica del arte y la enseñanza como forma de vida.

Albert García Álvarez practica el arte por el arte y defiende que los temas en el arte solo tienen que servir como pretexto (si es que tienen que aparecer) para crear. No cree en la noción de estilo porque para él crear es encontrar la armonía en la obra final, esa que le permita verse reflejado. A su entender el arte es acción y cuando crea no quiere comunicar nada aunque al mismo tiempo considera importantes las motivaciones que se esconden detrás de cada obra, esta voluntad de verbalizarla y explicarla, y este es un concepto que ha hecho llegar, muy conscientemente, a sus alumnos de la Escuela Elam de Bellas Artes de Auckland.

Cabe mencionar, además de la extensa producción artística, la mucha obra literaria dedicada a temas artísticos y a la investigación, no solo la publicada sino también aquella que permanece inédita. Así como también muchos otros libros de autor, entre los que destaca una traducción al inglés ilustrada del Libro de las Bestias de Ramon Llull, entre otros.

Llegiu l’article i comentari d’exposició elaborat pel Departament de Publicitat i Comunicacions de la Fundació Vila Casas, 20

The Espais Volart of the Vila Casas Foundation opens the exhibition agenda of the second quarter of 2017 with three samples featuring personalities of special relevance in the historical and artistic context of Catalonia.


The first show, starring the art critic and poet Juan Eduardo Cirlot (Barcelona, 1916-1973) reflects on informalism from a theoretical perspective where art criticism takes on special relevance. The second, starring the artist Moisès Villèlia (Barcelona, 1928-1994), brings together works from the last creative stage of the multidisciplinary artist and, finally, the third one, dedicated to Alberto García-Alvarez (Barcelona, 1928), brings together pieces by one of the artists that was part of the Flamma group and who has developed his artistic career far from his native country.

Alberto García-Álavarez (Barcelona, 1928) shared ideology and activity with Joan Lleó, Domènec Fita, Romà Vallès and Francesc Carulla as a member of the Flamma group (1948-1953). His work was fully developed in Auckland, New Zealand, where he was a professor at the University of Fine Arts for 20 years and a mentor to a generation of students who followed him in a life dedicated to the teaching and practice of art. “Visions and bewilderments” deciphers his international career to reveal an unusual spirit of experimentation and a geometric constant that keeps him true to his origins.

BRIEF

Alberto García Álvarez was born in Barcelona in 1928, his father ran a printing press, so that at home he breathed an air conducive to plastic creation and cardboard; pencils, colors and drawing blogs were never missing. Alberto, already very young, stood out for his creativity; he designed sets and perspectives and mounted figures and games with papers and cards. Proof of this artistic ability is the fact that at the Colegio San Miguel de los Jesuitas, where he studied, Father Vergés, aware of the skills of young Alberto, let him draw in a room apart from his classmates.

After the Civil War, with 11 years, he enrolled in commerce and continued working in the printing of Graphic Arts, where his father predicted an assured future. However, this was not the idea that Albert had as a future perspective and took advantage of the nights to study the three mandatory high school courses to enter the Llotja.

In youth he was one of the founding members of the Flamma group, constituted in March 1948 by those at that time students of the Superior School of Fine Arts of Sant Jordi of Barcelona: Joan Lleó, Domènec Fita, Romà Vallès , Albert García and Francesc Carulla. The group became known in the work of religious mural painting and for the activity that took place in the studio-workshop of Carme Street in Barcelona. The end of the group came by a dispersion of its members, although without any break. The final date could be placed in 1957 with the painting and sculpture of the chapel of San Sebastián of the parish church of Tossa de Mar.

In this first stage his work, despite being figurative, already pointed to some of the formal characteristics of his art, such as the strong, expressive line. In addition to a great predilection for large formats, surely given by the influence of work in wall paintings. However, after this initial period with the Flamma group, Albert García’s painting turned to an abstract expressionism that would accompany him until today.

An important milestone was in February 1958 (almost 60 years ago) when he made what would be his last exhibition in Barcelona until we present now. It was in the Jaime’s Hall in Barcelona and presented a set of expressionist and abstract works of great linear purity. Shortly after he married Marian McEntire (whom he had met during a stay in Italy) and they went to live in Mallorca. This stay on the islands marked what would be the beginning of a great life journey that led them to live first in the United States and, later, in New Zealand, where they finally settled and where the artist still resides.

After a relatively short period in the Balearic Islands, in 1960 they decided to move to San Francisco, where Marian was from. That change did not mean an interruption in the artist’s career, but soon he was already working and exhibiting. He taught art at different university colleges and created and coordinated several masters during the 10 years in which they lived in the United States. During the American stage he received several commissions of mural paintings, among which the murals and stained glass windows for the Saint Louis Bertrand church in Oakland (1962) and the mosaics for the Catholic church Saint Joachim de Madera (1965).

Thanks to this stay in the United States, García Álvarez came into direct contact with geometric abstraction and abstract expressionism by the mark left by Josef Albers at Black Mountain College in North Carolina and Laszlo Moholy-Nagy in the New Bauhaus of Chicago. He could also get to know in depth the work of authors such as Barnett Newman or Kenneth Noland and Frank Stella, reference artists of abstract expressionism and color-field painting.

In 1972 he was offered a Senior Lecturer position at the Elam School of Fine Arts, at the University of Auckland, New Zealand, which he accepted. The square, which was originally a guest professor for a year, became a permanent position until 1995, when he retired. It is worth mentioning the commitment to the pedagogical task of Albert García Álvarez who, in this period, held the positions of director of the Department of Graphic Arts, director of the Master Programs and full professor.

In New Zealand he combined teaching work with creative work and, despite his convinced departure from the art market, he has made numerous individual exhibitions and participated in many other groups. As an art teacher, he enjoyed the recognition of his students from the beginning, knowing the art theory and basing his method on the exploration of creativity ignoring everything trivial, marked a crucial differential feature, so much so that he was a mentor of a whole generation of art students who followed him in the practice of art and teaching as a way of life.

Albert García Álvarez practices art for art and argues that themes in art only have to serve as a pretext (if they have to appear) to create. He does not believe in the notion of style because for him to create is to find harmony in the final work, that which allows him to be reflected. In his opinion, art is action and when he thinks he does not want to communicate anything, but at the same time he considers the motivations behind each work to be important, this will to verbalize and explain it, and this is a concept that has sent, very consciously, to his students at the Elam School of Fine Arts in Auckland.

It is worth mentioning, in addition to the extensive artistic production, the great literary work dedicated to artistic subjects and research, not only the one published but also the one that remains unpublished. As well as many other author books, including an illustrated English translation of the Book of Beasts by Ramon Llull, among others.

Read further article and commentary of exhibition by Communications Department of the Fundació Vila Casas (2017).